Por: Diego González Ojeda

Como parte de nuestros ejercicios de Dibujo artístico IV, en la Carrera de Artes Plásticas y Diseño de la UTPL, venimos trabajando desde hace algunos años la “Cartografía del cuerpo”. Este ejercicio recoge experiencias de otros colegas y entornos, que hemos adaptado, apoyándonos en textos como: la Ética demostrada según el orden geométrico de Spinoza, filósofo holandés del siglo XVII, y Spinoza: filosofía práctica de Deleuze, filósofo contemporáneo. Añadimos la recomendación de Pablo García, quien nos dio acceso al Manual de Mapeo Colectivo de Iconoclasistas (véase en particular la página 27).

Volviendo a Deleuze, con respecto a la composición de los cuerpos, resume el trabajo Spinoza a partir de dos nociones tomadas de la geografía: longitud y latitud, con las cuales trabajamos nuestro mapa:

“Llamamos longitud de un cuerpo cualquiera al conjunto de relaciones de velocidad y lentitud, de reposo y movimiento entre partículas que lo componen […]. Llamamos latitud al conjunto de los afectos que satisfacen un cuerpo en cada momento, esto es, los estados intensivos de una fuerza anónima (fuerza de existir, poder de afección).” (Deleuze, 1970/2001: 155).

Las relaciones de movimiento y reposo (longitudes) se relacionan con nuestros metabolismos, la velocidad de nuestras percepciones y de nuestras respuestas a los estímulos, aspectos de nuestro cuerpo que cambian y la velocidad con la que lo hacen. Por ejemplo: ¿qué relaciones de velocidad y lentitud puedo detectar en mi rostro? Mi cabeza ha experimentado un cambio desde que he nacido y he llegado a tener el rostro actual que una fotografía apenas puede fijar y por cuyos rasgos me doy a conocer. Pero este rostro cambia: por un lado está el lento cambio biológico a medida que pasa el tiempo en mí y por otro está el cambio que yo genero durante el día, en una hora o incluso en segundos (la velocidad con que cambio de gestos, el cambio que provoco en mi aspecto antes de ir a un evento extraordinario).

Las latitudes, por otro lado, tienen que ver con la capacidad que un cuerpo tiene de afectar y ser afectado. Las preguntas que puedo hacerme pueden ser: ¿con qué otros cuerpos me relaciono? “Un cuerpo puede ser cualquier cosa, un animal, un cuerpo sonoro, un alma o una idea, un corpus lingüístico, un cuerpo social, una colectividad.” (Deleuze, ibíd.) ¿cuál es el grado de intensidad y la cualidad con la que me afectan? ¿cuánto de mi afecta a esos cuerpos? Se pueden tener en cuenta los grupos de amigos, familiares, pero también una parte del entorno natural o el cuerpo social y político en el que nos movemos.

El trabajo en el aula consiste en la disposición sobre el suelo de pliegos de papel sobre los cuales se dibujará con un rotulador la silueta del cuerpo. Una compañera o compañero ayudará en ese primer trazado. Posteriormente, cada participante irá ubicando en el mapa un inventario de longitudes y latitudes, tantas como sea capaz de captar durante el ejercicio. Para ello nos valdremos de trazos, marcas y símbolos que cada quien generará de acuerdo a su experiencia.

Por definición, el mapa no pretende ser total ni completo. Su utilidad está dada por constituir una primera referencia de lo que sentimos en relación al nuestro y a otros cuerpos.

Al final del ejercicio disponemos todos los trabajos en el salón para el respectivo análisis.

Luego del ejercicio se registra fotográficamente cada trabajo. Las láminas son una herramienta de referencia para el desarrollo de ejercicios posteriores, que van desde proyectos experimentales que se despliegan en el semestre siguiente a través de las asignaturas de Dibujo artístico o Pintura hasta  trabajos de titulación. Véase más en nuestra página Artestudiantes.

Deja un comentario